Una empresa; un equipo.
Cómo las analogías deportivas pueden fortalecer tu cultura organizacional
Aunque parezca que este artículo sea para pymes, lo cierto es que también se aplica a grandes empresas, microempresas e incluso emprendimientos.
Hace un par de años, escuché de Álvaro Rodríguez (un gran mentor y amigo) una analogía muy interesante: una empresa es como un equipo de fútbol.
“Podrás tener a los mejores delanteros (ventas) convirtiendo en goles los balones que les pasan los centrales (operaciones), pero si tu portero no es bueno (finanzas), puedes perder el juego.”
Los deportes y las empresas, eternamente analogía.
“Tigres o Rayados??” Es la pregunta que todos los habitantes de Regiolandia hemos contestado alguna vez. No solo cuando estamos de viaje; incluso localmente se usa para iniciar conversaciones casuales.
“Sultán” es la típica respuesta de tu servidor, totalmente real pero también completamente neutral. Independientemente de género, profesión, clase social o religión, parece que los deportes son esas amalgamas esenciales para unir a la sociedad.
Y gracias a la popularidad de los deportes, podemos hacer analogías muy prácticas cuando queremos transmitir ideas y conceptos dentro de nuestra empresa. Aquí te comparto cuatro ejemplos:
1. El entrenamiento no es capacitación.
Para rendir al máximo en la cancha, los jugadores entrenan constantemente y perfeccionan sus habilidades técnicas y tácticas. Sin embargo, parece que algunas empresas no lo ven. La principal diferencia es que la capacitación te enseña las habilidades necesarias para operar o jugar.
Supongamos que nunca has jugado fútbol y quieres hacerlo. Hay un equipo que te acepta, solo te pide que cumplas un requisito básico: que puedas correr, es decir, que tengas un poco de condición física. Alguien te explica las reglas del juego y luego te enseña a patear el balón hacia una portería sola; unos intentos después, te dice “ya va a empezar el juego”… esa sería la analogía literal en muchas empresas.
Las capacitaciones “al vapor”, además de arrojar resultados muy pobres, generan un enorme estrés en los nuevos colaboradores. Es entendible que las urgencias y la rotación nos impidan ver la situación de otra manera, pero hay formas de ir creando una capacitación gradual, acompañada de un buen entrenamiento. Por algo en la aviación “las horas vuelo” tienen mayor peso que la licencia.
2. De jefes a líderes, los entrenadores.
Supongamos que, en tu empresa, hay un gerente de los que creen firmemente que “para que las cosas salgan bien, las tiene que hacer él”. Está involucrado en todos los procesos y, aunque tiene líderes de área, su paradigma no le permite delegar.
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